Por estas épocas, cuando los adelantos científicos son el pan de cada día, y pareciera que las capacidades del ser humano se han ido quedando cortas ante la avalancha del desarrollo, debemos hacer un alto en el camino para hacer una observación a la justicia que se está impartiendo en el país: el pasado primero de junio leímos en un periódico de circulación nacional una noticia con el siguiente titular “Aranguren detenido por caso de chuzadas”. Estaban hablando del ex director de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), Mario Aranguren. Según la investigación desarrollada por la Fiscalía, la UIAF realizó actividades ilegales de seguimiento en contra de magistrados de la Corte Suprema de Justicia para determinar sus presuntos nexos con el cuestionado empresario Asencio Reyes.
La pregunta desprevenida que se hace un ciudadano es si ¿acaso el DAS no es una agencia de inteligencia del orden Nacional? De acuerdo a esto, todos los procesos iniciados por autoridades competentes, con base a pruebas de esta agencia; serían nulos, porque entonces todo lo que ha venido haciendo el DAS está fuera de la ley, y si eso es así, ¿por qué existe?
Curiosamente, en el mismo periódico, en la parte inferior de la misma página, aparece otro titular que dice “Juez liberó a seis señalados sicarios que habían sido capturados con armas y droga”. Según la información, los sicarios pertenecían a la ‘oficina’ de Envigado y que uno de ellos tenía orden de captura por concierto para delinquir con fines terroristas.
Al hacer un análisis paralelo de los dos casos se puede determinar una calificación a nuestra justicia de forma objetiva y no subjetiva como lo vienen haciendo los jueces. Si bien es cierto, no es una política de la rama judicial, sí es preocupante porque no se está mirando con el mismo rasero jurídico. Al respecto, los expertos en derecho manifiestan que se está volviendo escuela entrar a calificar en forma “subjetiva” para poder hacer justicia. De este proceso de la justicia hacen parte la formación profesional, la tendencia ideológica de la universidad, la experiencia en la rama judicial, y las presiones políticas y mediáticas, y para acomodarse a la norma, con su criterio propio; entra en acción la calificación subjetiva. Al jugar con criterio subjetivo, lo que para un profesional es grave, para otro puede no serlo. En ese sentido, hoy por hoy se torna peligroso caer en manos de un juez que aplique este criterio. Es más, poco a poco las normas constitucionales y las leyes van quedando relegadas a un segundo plano, con fallos direccionados con el criterio subjetivo.
Lo expresado anteriormente no es un criterio descabellado: si se consulta el Diccionario de la Lengua Española, se encuentra que Subjetividad tiene dos significados según se utilice para referirse al conocimiento o al sujeto.
En la teoría del conocimiento, “la Subjetividad es la propiedad de las percepciones, argumentos y lenguajes, basado en el punto de vista del sujeto y, por lo tanto, influidos por los intereses y deseos particulares del sujeto; es opuesto a la objetividad, por lo anterior, los sujetos, están condicionados a circunstancias, culturales, políticas, históricas, e ideológicas, etc.”.
Sin embargo, la Constitución y las leyes de la República son muy claras y dejan muy poco a las interpretaciones, pero si llegaran a existir estas interpretaciones, es muy importante que un juez o un fiscal, tenga el criterio personal y profesional para no ir a cometer una injusticia.
La injustica fomenta otra clase de violencia en el país: la violencia jurídica.
Es importante ser un poco exegético en las decisiones y no dejarlo a la subjetividad. Por eso es que al iniciar este artículo, hablaba de los adelantos científicos. Será que en justicia, seríamos mejores actuando como máquinas, para no correr el riesgo de deambular sin brújula en el campo jurídico.
Conociéndose como se conoce la verdad sobre lo que está sucediendo en la Justicia Colombiana creo que todos los tecnicismos que se usen para tratar de darle un nombre a lo que sucede es superfluo e inadecuado, a las cosas hay que llamarlas por su nombre, la Justicia Colombiana está infiltrada por los narcoterroristas o fácilmente venden su conciencia como sucedió con el Juez borracho Luis E. Beltrán Farías quien fue condenado a 120 meses de cárcel por dejar en libertad al "Indio," ahora desde la casa cárcel especial que tienen los Jueces disfrutará del dinero recibido por la libertad otorgada. Es bueno no disfrazar con tecnicismos las verdades que hoy se viven.
ResponderEliminarEs importante trabajar en reconstruir los asercamientos con la rama judicial(Magistrados, juese, fiscales),hay que mostraerles lo que hacen nusetros soldadados, hay que invitarlos a las selva del sur, al norte, al occidente y al oriente, para que se den cuenta que gracias a ese esfuerzo operacionel ellos pueden ejercer sus funciones,pueden tomar sus vacaciones con tranquilidad, se pueden mover por las vías con tranquilidad, y que gracias a nusetro ejército hace mas de 20 años no se dejo perder la democracia.
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